martes, 19 de octubre de 2010

Pintura Ensangrentada

Para las dos de la madrugada, la policía ya había llegado. El famoso pintor Pedro De Martin había sido encontrado muerto en su departamento en Barcelona media hora antes. Aunque había una nota de suicidio pegada en la pared con cinta adhesiva, no había ningún arma en manos del artista, ni tampoco una botella posiblemente envenenada.
Los oficiales estaban confundidos, así que decidieron llamar a un detective. El mejor investigador (O, mejor dicho, investigadora) que conocían era Samantha Catchpole, Sam, y residía en Nueva York. Unos minutos después, en esa ciudad, donde eran las ocho de la noche, un teléfono empezó a sonar.
-¿Hola?- preguntó Sam Catchpole educadamente
-¿Señorita Catchpole? Habla el oficial Coloso, desde Barcelona. Requerimos de sus servicios-
-¿Qué sucedió?-
El policía la informó de todo. Seis horas después, Sam se encontraba ahí
-¿Cuándo murió?- le preguntó al oficial mientras salía de un taxi
-Volvía de una entrevista a las nueve de la noche. Un hombre que pintaba el edificio en una silleta lo vio por la ventana a la una y media.- explicó el oficial. Sam examinó la nota suicida, que decía esto:

“Señores policías de Barcelona”
Como he hecho con mi arte, entrego mi vida al mundo. Creo firmemente que morir será la aventura más apasionante de todas.
Pedro De Martin

-¿Podría darme una auténtica firma del pintor? Tomé un curso de pericia caligráfica- pidió la detective. El oficial le dio un documento firmado por De Martin. Ella tomó una lupa y lo examinó
-¡Esto es falso!- declaró -¿Quiénes son los sospechosos?-
Pablo y Rita De Martin, mellizos, tenían diecinueve años. Habían quedado huérfanos a los dieciséis en un accidente de ferrocarril cuando viajaban a Inglaterra con sus padres, y desde entonces habían tenido por tutor a su tío, Pedro De Martin, aunque nunca le habían tenido mucho aprecio. Es más: lo detestaban. Por esto habían sido detenidos en la oficina de los policías. Cuando Sam entró a la habitación, Pablo tenía la cara enrojecida por la rabia, desde el flequillo de su cabello rubio hasta su barbilla redondeada, mientras que los ojos grandes y claros de Rita sólo reflejaban preocupación y una ligera tristeza.
-Ahora...- empezó Sam -¿Dónde estuvieron entre las nueve y la una y treinta de la noche?-
-¡Ya les dijimos que no tenemos nada que ver!- estalló Pablo
-Pero, por si lo quieren saber, en las Ramblas- informó Rita con voz temblorosa, pero dulce –Íbamos a casa desde el trabajo y la policía nos detuvo hace una hora, ¡Además, como dijo Pablo, no sabemos nada!- añadió
-¿Cuando fue la última vez que vieron a su tío?-
-Anteayer, en una exposición suya-
-¡Oigan! ¡¿Creen que merecemos que nos levanten a las siete de la madrugada y que nos acusen de asesinato?!-
-¡Cállate, Pablo!-
-¡Cállate tú, Rita!-
-¡BASTA! ¡Cállense los dos!- ordenó el oficial Coloso. Sam pensó en otra cosa.
-A ver... ¿Ustedes sospechan de alguna otra persona?- preguntó
-Oh, conocemos a alguien más sospechoso que gato en jaula de canario- murmuró Pablo
-¿Quién?-
-Inocencio Valtieri- respondió Rita
-¿Quién?- repitió Sam, desconcertada
-El mayor rival de Pedro De Martin- aclaró el oficial –Tengo su expediente en la sala de al lado. Iré a traerlo-
Cuando el oficial volvió con el papel, la detective se puso a leerlo.

Nombre: Inocencio Vicente Valtieri III
Fecha de nacimiento: 4/9/57
Familia: Inocencio Vicente Valtieri I (Abuelo †) Inés Valtieri (Abuela †) Inocencio Vicente Valtieri II (Padre †) Ilda Valtieri (Madre †)
Antecedentes: A los diecisiete años fue arrestado durante cinco meses por el robo de alimentos. A los treinta y uno fue acusado del asesinato de Ernesto Vieras. Sin embargo, el responsable resultó ser Jorge Alorio, su ex maestro de arte. Este fue colgado en 1988.

Sam mandó a los otros policías a buscar a Valtieri a su casa cerca de la Sagrada Familia. Diez minutos después, volvieron con él. Sam ni siquiera logró formularle una pregunta, debido a que los oficiales encargados de investigar la casa de De Martin traían noticias: ¡Habían encontrado algo! Después de examinar el cuerpo del artista, habían descubierto una bala tan pequeña que no podía ser usada en un arma común. En ese momento, la detective recordó algo.
En una película del Viejo Oeste que había visto, un malvado le apuntaba al amigo del protagonista con una pistola diminuta, y le decía que, si disparaba, tardaría dos días en morir, porque la pistola lo desangraba por dentro. Sam tuvo una corazonada y envió a los oficiales a registrar la vivienda de Valtieri. Cuando regresaron, traían un arma exactamente igual a la de la película en una bolsita de plástico.
Sam Catchpole dedujo lo siguiente: Durante la exposición de De Martin, Valtieri le había disparado con esa pistola cuando no veía y el pintor había atribuido el dolor a la presión que sentía. Exactamente dos días después, estaba muerto. Todo fue confirmado cuando encontraron las huellas digitales de Inocencio Valtieri en la pistola, y este fue condenado a cadena perpetua.

FIN

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